• Calculo de volumen de aplicación (VDA) en relación a la condición del cultivo y el huerto.

    Una aplicación de plaguicidas debe considerar distintos factores, como son el estado de desarrollo fenológico de las plantas y las plagas. En función de estas variables se deben ajustar los volúmenes y seleccionar los parámetros de aplicación correctos. Entre los métodos más utilizados se encuentra el TRV (Tree Row Volume) definido por Byers et al.  (1971), técnica que relaciona el volumen de vegetación con el volumen de mezcla necesario para lograr una pulverización adecuada.

    El TRV es el volumen de vegetación en una superficie determinada, se expresa en metros cúbicos por hectárea (m3/ha) y para obtenerlo sólo es necesario medir en campo tres dimensiones: la altura de las plantas (ADA), ancho de copa (ADC) y la distancia entre las hileras (DEH), todas ellas expresadas en metros (m) (Figura 1).

    El volumen de vegetación debe ser a su vez relacionado con una dosis (D) de mezcla dependiendo del tipo de tratamiento a utilizar, sea fungicida, insecticida, fertilizante foliar, etc. y el tipo de cultivo. Según el Cuadro 1, las dosis (D) de mezcla pueden variar entre 10 a 120 litros por cada 1.000 m3 de vegetación.

    Cuadro 1. Dosis de mezcla (agua) a utilizar por cada 1.000 m3 de vegetación.

    Volumen de pulverización

    Dosis de mezcla (L/1.000 m3)

    Muy alto

    120

    Alto

    100

    Medio

    70

    Bajo

    50

    Muy bajo

    30

    Ultra bajo

    10

    Fuente: Shigueaki et al. (2011)

    Estos volúmenes de pulverización dependen, entre otros factores, del objetivo de la aplicación química. En cítricos, para el control de  plagas de mediana dificultad como mosquitas blancas, burritos o capachitos, se deberá utilizar volúmenes aproximados de 90 a 100 litros por cada 1.000 m3 de vegetación, no así para otras de mayor dificultad como lo suelen ser las escamas, conchuelas, chanchitos blancos o ácaros en la que se debe utilizar una dosis de 100 a 120 L/1.000 m3 de vegetación.

Importante

El manejo de plagas depende de una serie de factores donde son fundamentales el reconocimiento de la especie a controlar, las condiciones del huerto y la elección de un adecuado plaguicida. Se complementa también con otros componentes de carácter técnico y ambientales como son las condiciones climáticas, la oportunidad de la aplicación, la condición de los pulverizadores, su calibración, regulación, incluso de la velocidad de avance. Mayores antecedentes respecto de estos tópicos se encuentran en “Plagas de los cítricos: reconocimiento y manejo” de Olivares et al., (2014).